Photo by Filippo Fior 2022
ALTA COSTURA
POR ANNA CLAUDIA
Me gusta ver los lookbooks de la semana de la moda de alta costura, no solo porque son una maravilla, sino porque esos vestidos las personas normales como yo, solo podríamos llegar a soñar que los llevamos el día de nuestra boda, pensar en comprarlos para otro día cualquiera es inimaginable.
Así que ahí estoy yo pensando que me caso en Diciembre y tengo que ponerme una chaqueta tweed de Chanel o siendo súper atrevida y casándome de Valentino con un vestido rosa con guantes blancos.
Después pienso en que sería un vestido que me pondría solo una vez en mi vida y se me quitan las ganas de gastarme ese dineral. Entonces llegan las ganas de gastármelo en el segundo vestido de la boda, ese que quizá si puede tener una segunda vida, un traje brillante de Valentino. Pero sería una boda sin invitados porque me lo habría gastado todo en el traje y en la vitrina que habría instalado en casa para guardarlo con contraseña ocular y rayos láser tipo museo.
En definitiva la alta costura es para soñar despierta.
Y el segundo vestido para arriesgar.
Tú sabes que quieres ponerte unas botas de purpurina, porque te encanta la purpurina, llevar un velo cortito, tipo años 70 en una boda en las vegas, y que el vestido sea corto y puedas perrear hasta abajo. Pero también quieres casarte en la iglesia de tu pueblo decorada con las flores de la Purísima, y claro, como todo no se puede, dejas ese look para la fiesta.
La personalidad de las novias está en el segundo vestido. En el primer vestido está la tradición. Yo sé que te gustaría casarte de azul como Blair Waldorf en Gossip Girl vestida de Ellie Saab, pero tu niña interior sabe que, al final, apuestas todo al blanco.

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